Llegados a este punto me pregunto ¿que pensaría el limosnero de Granada de todo esto? Es muy indignante como se hace negocio en un día en que los fieles vamos a la tumba del beato a visitarlo, por devoción y fe. No se piensen que yo no compro estampitas, rosarios, bolis, medallas o mil cosas más, claro que las compro pero las compro en la tienda que hay en el interior de la misma congregación, y ahora bien se preguntaran ¿ustedes esto no es un negocio? Por supuesto que sí pero con otras tintes, el dinero que se saca en esta tienda es para mantener el santuario, es para ayudar en la labor social de los pobres y de los asilos, es por lo que el limosnero de Granada pidió a lo largo de toda su vida de manera incansable, así que para comprar en la cola a gente que lo que va hacer es tener una ganancia, o a periódicos de la ciudad que van a cargar muy bien sus arcas sin donar nada a la congregación que menos que les compremos a los propios hermanos capuchinos para que nuestro dinero, el de nuestra fe, se quede en la casa del Beato y ayude a los que más lo necesitan al igual que él lo hizo en vida.
Hoy es un día para recordar el 58 Aniversario de la muerte del Beato, y tras esperar en la cola, haciendo oídos sordos y guardando la compostura ante tantos mercaderes fuera del templo, accedo con otra visión a la cripta, donde no hay separación entre grandes y pequeños, entre abuelos y nietos, entre hombres y mujeres, todos y todas estamos unidos por nuestra fe. Hay oraciones dando gracias por una operación, por un nacimiento, por un trabajo o una carrera terminada; hay lágrimas que le piden al Beato protección, ayuda, superación de una enfermedad o de una situación, o un trabajo; hay plegarias para que nos ayude, para que de fuerzas, para que todo salga bien prometiendo volver a visitarlo en un año, pues todos tenemos fe de que lo pedido tendrá lugar a lo largo del año pues se acordará de cada una de nuestras lágrimas o nuestras plegarias, de nuestra fe, pero eso sí que se acuerde él no que se aprovechen otros, por eso ya que compramos recuerdos para regalarlos una vez pasados por su tumba por lo menos comprémoslos en el interior del santuario y así también ayudaremos a los más necesitados, a los enfermos y a la gente del asilo, ayudando a continuar algo por lo que tanto y tanto él en vida lucho y sufrió.
Venancio Galán Cortés
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